Introducción
En “La presidenta”, ella enfrenta los hechos que le toco vivir en febrero de 1997. Y lo hace desde su condición de mujer, es decir, desde una perspectiva diferente de interpretar los hechos.
Lo hace también desde su condición de mujer inteligente que analiza y descubre las ambiciones y características que mueven a la política y a los políticos.
Lo hace desde su condición de mujer inteligente y sensitiva, que no tiene miedo a narrar con pinceladas certeras las emociones que la embargaron y su percepción de las actitudes humanas que se hicieron presentes en esos días.
Por eso su narración se aleja del frio análisis intelectual de un cientista social amparado en la poltrona de su escritorio, y tiene la calidez de la vida.
Fausto Jaramillo
PRESENTACIÓN DE LA OBRA “LA PRESIDENTA”
Circunstancias me han dado la gran oportunidad de presentar la obra de una ilustre ecuatoriana, la Doctora Rosalía Arteaga Vice Presidenta de la República del Ecuador, a raíz de sucesos históricos de la vida política contemporánea de mi país.
Quizás debería empezar esta noche, por hacer un análisis critico literario de la obra escrita por la Dra. Rosalía Arteaga Serrano. Quizás, pensaba, seria interesante hacerme la interesante y ponerme erudita, respirar profundamente tres veces, inflar el pecho, hacer contacto visual con el auditorio, emitir una posesita en dos tiempos para captar la atención, poner cara de muy importante, colocarme los espejuelos y empezar: Señora Doctora…etc.,
Pero no, en mi interior bulle otra clase de fuego. Entonces me dije, ¡al diablo con esas absurdas formalidades. Lo único que quiero hacer esta noche, es compartir todas las sensaciones que sentí con la lectura de esta obra. Y si, lo que creó en mi interior, este libro repleto de rebeldía, de rabia, de esperanza proveniente de la denuncia de mentiras y confabulaciones por la voz valiente de una mujer, la PRIMERA PRESIDENTA DE NUESTRO QUERIDO ECUADOR. Eso, es lo que quiero compartir esta noche.
Siento como si esto fuera el producto de una conversación de mujer a mujer. Una conversación donde los secretos se los comparte a voces, porque no hay secretos.
Entonces debo confesar, que por mi prolongada ausencia de mi terruño y por las pocas noticias que logramos tener en esta tierra de nuestra tierra, abrí la primera página con harta curiosidad, pero también con un cierto escepticismo. Es que me pregunte: Va a ser esto una hilera de quejas y a jugar a la victima para que se despierte la compasión y le digan pobrecita? Es decir, el eterno personaje de telenovela de la mujer, la llorona?
Pero no, cada página que se abría me invitaba a la aventura de la siguiente. Una aventura que me iba llevando de la mano a la reflexión , al análisis dialéctico de nuestra situación como mujeres en esta sociedad. Una sociedad cuyas reglas del juero fueron creadas por los hombres y que de poco se las va aboliendo, fruto de la lucha perenne de mujeres como Rosalía que se enfrentan a un Goliat político con tan solo una arma en sus manos:¡¡LA VERDAD!!
Puedo percibir en ella esa rabia fecunda ante la injusticia. Esa rabia que se convirtiera en fuego e incendiara el entendimiento del ser humano y le llevara a la búsqueda de la igualdad, de la fraternidad, de la solidaridad.
Y también, por supuesto, me invadió esa calor que solo las madres podemos irradiar al parir un hijo. Ese calor…esa ternura.
Si, esta es una obra literaria, pero sobre todo, es un documento histórico que narra la lucha de una mujer, una mujer en representación de todas las mujeres de nuestra patria por un ideal, el de servicio a la comunidad. Son diez días de historia que contiene esta obra. Diez días que descobijan de un tirón a la mentira y a la componenda. Diez días que no tienen el típico final feliz de películas de Hollywood, pero que de alguna forma dejan nuestro pueblo, INQUIETO, ALERTA.
No soy una erudita en materia de literatura, pero eso no impide que pueda comprender el alcance de este documento.
Rosalía Arteaga, en su obra, no solo que dedica sus páginas al relato frío de los acontecimientos, si no que, también, se descubre, transparente en su vocabulario de mujer de lucha y madre. Es por eso que, no me sorprendió encontrar en estas páginas, subtítulos como Menú, papa caliente o referencias a platos específicos como el caldo de patas o su añorado mote pata, típico plato cuencano.
Tampoco deja de lado el humor, cuando en uno de sus relatos describe la casa de su hermana Claudia como una porta-vianda y que en alguna ocasión en la que se estaba llevando a cabo alguna reunión tuvieron que subir y bajar las escaleras por innumerables ocasiones y escribe: “fue todo un ejercicio”. Lo que en expresión popular moderno lo traduciríamos como “chuta, ni para que aeróbicos”.
Por supuesto, tampoco deja escapar su sensibilidad poética y en una de sus reflexiones se la puede escuchar diciendo: “Me gusta pensar en la vida, como en esas arenas que se juntan en las plantas de los pies, cuando camino por una playa, recientemente bañada por las olas o como el agua que fluye y se desliza por entre las palmas abiertas de mis manos”.
Pero si a algo en este libro estaría dedicado especialmente en mi modesto pensar, creo que es a ese hermoso sentimiento que es la hermandad y si se lo dedicara a alguien, ese alguien tiene un nombre: Claudia, la hermana de la Vice Presidenta.
Dos mujeres valerosas, que con su lucha nos enseñan el significado de la palabra solidaridad.
CLAUDIA Y ROSALÍA, gracias por su ejemplo.
Chicago, 1998
Nora Carranza
La presidenta, el secuestro de una protesta - 1997