EL PAPA Y LOS JÓVENES
El Tiempo
23 de agosto de 2011
Para nadie ha podido pasar desapercibida la visita del papa Benedicto XVI a España, visita realizada con el objetivo de reunirse con más de dos millones de jóvenes viajeros católicos de todos los rincones del globo. La presencia del líder de la iglesia católica, apostólica y romana, no podía pasar desapercibida, más aún con ese enorme contingente de jóvenes, que ya muchos analistas califican como la mayor de las concentraciones religiosas ocurridas en territorio español.
La multicultural y multiétnica legión de hombres y mujeres que querían ver, dialogar, tocar al Papa, y, sobre todo participar de las celebraciones, se hizo sentir, tanto por el número como por la alegría que se presentó en el transcurso de las horas que el Pontífice pasó con ellos, demostrando liderazgo y tratando de afianzar la fé de ese tan numeroso contingente de jóvenes convocados desde los confines del planeta.
Fue bastante visible la presencia de los delegados latinoamericanos, numerosos y fácilmente identificables, con sus banderas, su música y su alegría contagiosa.
También fue visible la protesta por parte de ciertos grupos de españoles que resintieron los gastos ocasionados al país por la visita papal, sobre todo en medio de la crisis por la que atraviesa el país europeo.
Desde el análisis que ahora, después de transcurridos los episodios de la visita de Benedicto XVI a España, podemos decir que seguramente el saldo económico de la visita es beneficioso para el país receptor, probablemente los "indignados" con la visita del Papa, no se dan cuenta de lo que significa el ingreso de divisas por concepto del turismo religioso, la segura presencia de muchos de los viajeros en días anteriores y posteriores a los eventos, lo que tiende a mover las economías.
La visibilidad de España como lugar para el turismo religioso es también destacable en esta evaluación, sabiéndose, como desde luego lo saben los españoles, que el dinero que entra por concepto de turismo es el que más se reparte a los diferentes sectores: hotelero, alimenticio, de movilidades tanto terrestres como aéreas, de souveniers o recuerdos, etc, etc.
Conste que no estamos haciendo un análisis desde el punto de vista religioso, que también podría ser válido, con la presencia del Pontífice en un país tradicionalmente muy apegado al papado y con una gran trayectoria dentro de los campos eclesiásticos y misionales. Así es que, ojo!, indignados, por esta vez la protesta no tuvo una justa razón.
ROSALÍA ARTEAGA SERRANO